Una de las mejores cosas que me llevo de mi trabajo como fotógrafo de bodas es el cariño y la amistad de las parejas con las que trabajo, sin duda es algo que reconforta y que anima a seguir creciendo, y en la boda de César y Manuela estos sentimientos se multiplicaron por 2, ya que a los protagonistas se les sumaron dos invitados de honor, sus hijos Noah y Romeo, dos niños con un corazón enorme que vivieron esta celebración de manera muy intensa y emotiva y que no solo lo pasaron bien sino que nos lo hicieron pasar genial a todos.
Tanto la ceremonia como el banquete se celebraron al aire libre dentro del complejo de los salones Canor en Teulada, un espacio repleto de jardines y naturaleza que embellecieron e hicieron más confortable una celebración llena de buenas vibras por todas partes.
En resumen una boda preciosa y auténtica que seguro que recordare tanto como los novios.