Sin duda el embarazo es una etapa especial y muy bonita en la vida de cualquier mujer, y sé que soy un privilegiado cada vez que me encargan hacer una sesión de fotos de embarazada. Sin duda lo afronto como un reto y con una idea muy clara de cómo quiero que transcurra la sesión y qué resultado debo ofrecer. Como ya he dicho en anteriores ocasiones lo que más me importa, por encima de la espectacularidad o la estética de las fotografías, es entregar un trabajo sincero y lleno de sentimientos para los retratados, ya que serán ellos los que lo disfruten toda la vida.
Así que en esta ocasión elegimos un entorno natural por el que poder pasear tranquilamente, sin agobios, y en el que Toni y Vane pudiesen disfrutar junto con su otro amor, el pequeño (hasta ese momento) de la casa. El resultado es el que podéis ver a continuación, un recuerdo imborrable de una bonita tarde en familia esperando a la nueva “peque” de la familia…eso si, sin nada de “poses” y con mucho amor del bueno…el de verdad.