Hay bodas que son bonitas, y luego están las que te llegan al corazón. La de Natalia y Pablo fue de esas. Una celebración de estilo romántico en la Alquería de Galim, un rincón mágico en el interior de Valencia, rodeado de naturaleza, calma… y mucho amor.

Desde el primer momento, se notaba que este no iba a ser un día cualquiera. Natalia y Pablo estuvieron arropados por sus amigos de principio a fin, y eso marcó toda la vibra de la boda: risas, miradas cómplices, abrazos espontáneos y ese buen rollo que hace que las fotos casi se hagan solas.

Amor, naturaleza… y una fiesta para el recuerdo

La Alquería de Galim fue el lugar ideal para esta historia: un entorno natural precioso que parecía sacado de un cuento, con ese aire rústico y elegante que enamora. Pero lo mejor no fue el sitio (que ya es decir), sino la energía que se respiraba durante todo el día.

Cada rincón fue testigo de algo especial: bromas entre amigos, miradas que lo decían todo, momentos de calma y otros de carcajadas. Y cuando llegó la noche… ¡boom! La fiesta final fue simplemente épica. Música, baile, luces y mucha, pero que mucha alegría.

Como fotógrafo de bodas, lo que más me gusta es capturar eso: las emociones reales, los momentos auténticos y la magia que ocurre cuando estás rodeado de tu gente.

¿Te casas y quieres fotos con alma?

Si estás preparando tu boda y sueñas con algo natural, divertido y lleno de sentimiento, ¡hablemos! Me encantan las parejas como Natalia y Pablo: cercanas, auténticas y con ganas de disfrutar de verdad. Porque las mejores fotos no se posan… se viven.

Lugar: Alquería de Galim (Valencia)