Hay niños que se hacen amigos de la cámara desde el minuto uno, e Iker indudablemente es uno de ellos, hubiéramos podido estar todo el día haciendo fotos que él no se habría cansado de jugar, de andar de aquí para allá y de aguantarle la mirada al objetivo sin importarle lo más mínimo.

Así que el resultado fue una sesión de comunión natural en la que disfrutamos todos de lo lindo. Agradecerle a su madre, Lourdes, que se preparase tan bien todos los conjuntos de ropa para la sesión y que hiciese caso a mis recomendaciones en cuanto al estilo de ropa, combinación de colores de las prendas, texturas, etc…teniendo en cuenta las localizaciones en las que iba a ser la sesión, lo cual ayudó mucho en el resultado final.

Una cosa que hago previamente es ofrecer información a las mamás sobre qué ropa es la idónea para obtener unas imágenes que no pasen de moda y en las que los niños salgan favorecidos y sean los verdaderos protagonistas.