A medida que pasan los años me gusta más el invierno, y aunque el tiempo no sea tan apacible como en otras épocas del año hay que saber aprovechar las oportunidades que nos brinda, por lo que la nieve es un elemento perfecto y que da mucho juego.
Por eso no nos importó organizar una sesión de postboda en la nieve de Teruel, cogimos el coche y allá que nos fuimos desde Valencia para pasar un día entero juntos, hicimos la sesión por la mañana y al mediodía pudimos disfrutar de un reconfortante cocido bien calentito en un acogedor restaurante de la zona.
Y es que, finalizada la boda, siempre queda una bonita amistad con mis parejas y es de lo mejor que le puede ocurrir a uno en su trabajo, por eso intento que mis sesiones sean algo más que eso, quiero que dejen poso en vosotros y que las recordéis como una experiencia real e intensa.